“La duda es un gran obstáculo que, casi siempre, logro superar siguiendo el instinto”

Mercedes Chiesa es autodidacta, curiosa, amante de las artes visuales pero con amplio respeto hacia la confluencia con otras disciplinas. En el número 2 de La gran belleza ilustró el relato de la escritora Elvira Navarro “Las lechuzas no son lo que parecen”. Pero el proyecto no quedó ahí. La creación conjunta siguió evolucionando y dicho trabajo se convirtió en parte de la muestra “Eclipse” que la artista expuso hace unos días en el Centro Cultural «Nueva Argentina» en la ciudad de Ushuaia.

¿Cómo fue el proceso de creación de la ilustración a partir de un relato?

Es la primera vez que me atrevía a que una idea concebida por otra persona antecediera a la creación. Un desafío ya que es tratar de plasmar la mente creativa de otro ser. Una satisfacción al lograr verla finalizada. Me vi a mí misma leyendo con mi pareja, con mi mamá. Tratando de ver diferentes perspectivas, lo que provocaba a cada uno.

Técnicamente, luego de leer la historia y habiendo conversado con ustedes acerca de lo que creíamos podría ser la estética adecuada, no cabía dudas que mi elección sería la tinta china inmersa en trazos oscuros y dramáticos. Ahora faltaba plasmar un mundo de sensaciones en una hoja.

Creo una gran responsabilidad hacerle justicia al esfuerzo del imaginario de un artista. La idea inicial fue bastante diferente y de hecho permaneció intacta hasta el día anterior a la fecha límite de entrega. No me sentía satisfecha con lo que había hecho y todos los días miraba el dibujo tratando que me hablara e indicara hacia donde tenía que ir.

El día anterior a la entrega avisé a mis queridos que me iba a abstraer del mundo, leí nuevamente la historia, miré el dibujo y sentí que una emoción efusiva se apoderaba. Como me suele suceder la mano iba más rápido que la mente, como teniendo miedo a que la idea, las figuras, las imágenes se fueran. Y comenzó a aparecer el personaje principal, pidiendo una mancha por aquí, una mancha por allá. Luego sentí la falta de algo esencial del relato, la descripción del camino, y allí apareció… Me imaginaba a mí misma recorriendo las callecitas, me encontraba con un señor, a lo lejos veía las mansiones y en lo más alto aquella torre que parecía un alfiler.de una conexión con el lugar.

Uno siempre duda al finalizar un trabajo, si le irá o no a gustar a los demás, pero fue tan maravilloso ese viaje y sabía lo que significaba para mí, por lo que no habría palabras que pudieran bajarme de ese lugar. Una magia que algunos artistas buscamos, ese deseo de poder soñar con los ojos abiertos.

¿Qué opinas de la creación conjunta?

Creo que hay pocas cosas que sean tan maravillosas como la unión de personas con el fin de crear algo que pueda movilizar, generar un cambio positivo. Y en este caso, con el arte, se produce algo aún más fuerte. Uno piensa al arte como expresar un mundo interno entonces, ¿Qué más hermoso que romper con ese individualismo para llegar a otras personas? Tratando de ofrecer un lugar de encuentro que va más allá del espacio físico, donde se hallan respuestas a cosas que aún ni siquiera nos preguntamos. La belleza de la simpleza, el placer de lo inexplicable.

¿Fotografía o ilustración?

En este momento, Ilustración. Tengo planes para la fotografía pero tengo respetar los tiempos de aprendizaje. Sino no avanzo con una ni con otra. Ya llegará el momento de la fusión.

¿Tuviste siempre claro que querías dedicarte al arte?

Siempre soñadora, siempre curiosa. Entre ese alboroto mental, comprendía que tenía una inquietud interna que solo se iba a ver apaciguada con el recorrer y experimentar diferentes caminos.

En un principio fue teatro, por el hecho de creer que eran tantas las cosas que deseaba hacer que sólo viviendo en un continuo imaginario podría realizarlas. Refutando mi propia teoría decidí realmente vivirlo y no interpretarlo. Significaba tener que abandonar algún que otro plan, al menos provisoriamente, pero haciendo un estudio de mi persona y posibles escenarios futuros sentí que el arte visual me iba a permitir crear el mundo que deseara. Ahora estoy recorriendo ese camino, con mucha hambre de aprender y experimentar.

¿Este número se lo dedicamos a la duda. ¿Qué papel juega este concepto en tu arte?

La duda… Es la inquietud, el cuestionarse a uno mismo, un camino de introspección, aventurarse a encontrar una respuesta que no es evidente.

En mi arte es entonces todo y, a la vez, un gran obstáculo que, casi siempre, logro superar siguiendo el instinto y no la razón. Las respuestas llegan una vez finalizada la obra, cuando la mente no forzó el desanude de problemas. Solo resta observar y ver que nos produce.

La obra de la que te sientas más orgullosa.

La última realizada junto a mi compañero de aventuras: “El cuarto”. Es una instalación que gráfica el pensamiento creativo y su lugar de concepción, el imaginario del artista.

Surge ante la necesidad de representar el momento de creación, donde las tramas que finalmente resultarán en líneas sobre el papel, en este caso, flotan a nuestro alrededor convirtiéndonos en espectadores y participantes de la obra.

Corría por las venas el deseo de hacerla realidad y en la anteúltima exposición se llevó a cabo. Ahora felizmente quedó seleccionada para la Bienal de Arte Joven en Santa Fe.

¿Tus referentes?

Egon Schiele, estoy completamente fascinada por sus trazos, su uso del color.

Giacometti, Francis Bacon, Lucien Freud… Me siento atraída hacia esa confección del ser donde no se respeta lo natural, lo mundano… cuando son las emociones, los sonidos, los olores los que pintan. Esa destrucción de las estructuras.

Miyasaki, los Estudios Ghibli, con su insaciable caudal de creaciones de mundos bellos, raros, detallistas, sensibles.

Wes Anderson con su perfección mágica y estrafalaria.

¿En qué te inspiras?

En la destrucción de estructuras y de la belleza como estándar contemporáneo. En la filosofía wabi-sabi, la cultura oriental, el expresionismo. Un popurrí bastante divertido.

Y ahora viviendo en Ushuaia. ¿Es más sencillo crear ante ese paisaje?

Durante los años en Buenos Aires en cambio predominaba el blanco y negro y un dramatismo anudado. Ahora es diferente. Es otro el contexto que me moviliza. Por primera vez comencé a usar colores y los trazos mutaron. Creo que eso habla de una conexión con el lugar.

Artista Visual
Mercedes Chiesa
Mini-Biografía
Artista visual, especializada en fotografía e ilustración en Tierra del Fuego (Argentina). De formación autodidacta ha transitado distintas carreras y cursos como: dirección de arte, diseño de indumentaria, actuación, ilustración con Mirella Musri e Ignacio Noé, pintura con Eduardo Nicolai, taller de retoque digital con Natalia Taffarel, clínica de la artista Sofía Huidobro, clínica con el artista Juan Doffo. Actualmente cursa la Licenciatura en Curaduría de Artes en la UNA. Entre otros reconocimientos, fue seleccionada por el Premio Itaú Artes Visuales (2014-2015).