«Luciérnagas», de Jara H. Quijada

Tal vez es por culpa del invierno canadiense, tal vez es por dos cajas nómadas llenas de libros, o tal vez es porque ve mapaches a diario, pero sólo Jara Hernández Quijada puede darle a la luz esta precisión milimétrica.

Sin sonidos agudos. Con la mañana escupiendo. Tal vez esa luz es culpa de los ojos del gato Lucas.

Jara Hernández Quijada no tiene una fecha de cumpleaños fija, podría haber nacido ayer. Jara creció en Tenerife. Jara no se hizo grande.

Tal vez tampoco cuenta historias en los días pares.

Jara a veces siempre tenía prisa.

Luego se le pasó.

Jara una vez creyó tener muñones. Tal vez creyó no poder escribir.

Pero se afiló la lengua para hablar de luciérnagas, de hambre, de vaginas.

Una vez me preguntó qué quería que pusieran en mi epitafio. Ella quiere que pongan que siempre hizo lo que quiso.

Jara deslumbra. Con la luz apagada. Pasen y vean: Luciérnagas

El texto que acompaña el video está escrito por Irene Fernández

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