La ruleta rusa

Cuando lo que está en juego es tu vida

Metes una bala en el tambor, lo haces girar, click. Eso es la ruleta rusa. ¿Un juego? De ser así, ¿cuál es la recompensa? ¿El premio o acabar por fin con todo?

Esto es lo que dice Wikipedia de la Ruleta Rusa:

“La ruleta rusa es un juego de azar potencialmente mortal que consiste en que un jugador coloque una o varias balas dentro de un tambor de revólver, gire el cilindro, coloque el cañón en su sien y presione el gatillo. Se juega generalmente entre dos personas o más personas y utilizando una sola bala, el objetivo es sobrevivir y quedarse con el dinero o la especie de valor a jugar.”

Cuando planteamos el número del juego enseguida me vino a la cabeza este artículo. Un artículo en el que se hablara del mayor de los juegos. El que implica riesgo de muerte. Aquel al que solo se atreven a jugar los verdaderos desesperados, muchas veces para pagar lo perdido en otros juegos menores. Decía Dostoyevski que el jugador tiene como único fin perderlo todo, arruinarse y sentirse vivo en la no posesión, desesperarse ante la ruina y saber que ya no puede jugar más, saber que todo ha terminado. El adicto al juego no busca la victoria, busca jugar, una y otra vez, hasta caer derrotado. Busca perderlo todo ficha a ficha y asomarse al abismo final para recordar que está vivo. Y es que como decía ese loco lúcido de apellido Panero: “Me auto-destruyo para saber que sigo vivo”. Una vez destruidos solo queda un paso más, la desaparición. Y que mejor forma de hacerlo para un jugador que jugando.

Muchos dicen que en realidad nunca existió la ruleta rusa. Que fue una leyenda urbana que acabó convirtiéndose en realidad. Entonces quizá debamos culpar al buen hacer de directores como Cimino, o de actores como Cantinflas. Sea como sea su origen, la ruleta rusa acabó por convertirse en un juego practicado durante las guerras o mejor dicho obligado a jugar a los prisioneros en periodos bélicos. Una demostración más de que la crueldad del ser humano no tiene fin y de que la desesperación no entiende de razones. Pero no solo ha jugado gente obligada. Muchos han sido los que para pagar las deudas se han ofrecido a jugar este juego, y muchos más los que lo han intentado sin encontrar dónde demonios podían jugar a este juego.

¿Pero es un juego? El juego tiene como fin enseñar y nutrir al ser humano. ¿Se ajusta la ruleta rusa a esta definición? A mi entender sí, pero haciendo caso a aquella definición que lleva tatuada Angelina Jolie: “«Quod me nutrit me destruit “. Lo que me nutre me destruye, dice la frase que tiene la americana en el estómago, curioso para alguien con trastornos alimenticios. Y es que esa emoción que te proporciona el juego te destruirá salga la bala por el cañón cuando aprietes el gatillo o no.

Por supuesto, no es el único juego en el que tu vida peligra. El ser humano siempre ha tenido a bien apostar y muchas veces la consecuencia era mucho peor que el premio. Jugársela es una constante y son muchos los que se han atrevido a lo largo de su vida con estos juegos peligrosos: balconing, el juego del cuchillo entre los dedos, beber hasta perder el conocimiento, ver quién es capaz de aguantar más la respiración en una piscina, ver si puedes dejar inconsciente a un colega haciéndole choking. No, no estoy entrando en los “juegos de alcoba”, pero también en ese área puede salir una lista de juegos a los que quizá no habrías deseado jugar nunca.

Y recuerden que si tienen deudas de juego siempre hay una forma mejor de conseguir el dinero que jugando a la ruleta rusa. Y, si aún así están convencidos, pongan unos periódicos tapando los muebles y piensen en quién vendrá luego con la fregona.

Rubén Hurtado, director de Arte de La gran belleza. 

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