




ESCRITOR
Irene Fernández RamosMINI-BIOGRAFÍA
Nació en Madrid pero pronto se decantó por un no parar. Con 22 se arrepintió de estudiar derecho y se marchó a Honduras como cooperante para disgusto de su familia. Con 24 descubrió su amor por el teatro trabajando en un campo de refugiados palestinos en el Líbano y con 31 se doctoró en estudios culturales por la Universidad de Londres. Su tesis se titula: 'Actuando la Inmobilidad: el cuerpo individual-colectivo y la representación de subjetividades confinadas en el teatro palestino contemporáneo'.WEBSITE
@heterotopiainthelavatoryHeterotopia in the Lavatory
“Heterotopia in the Lavatory” es un proyecto de foto-performance que comenzó en un vuelo de Ginebra a Tel Aviv en Abril de 2014. Inspirada por la artista armenio-estadounidense Nina Katchadourian, me dirigí hacia el baño decidida a emular el famoso cuadro ‘Caballero de la mano en el pecho’ de El Greco. Tras pasar un buen rato creando lechuguillas, gorgueras y bigotes con papel higiénico, me invadió una gran sensación de libertad. Ignorando las caras enfadadas de algunos pasajeros, me di cuenta del potencial de los lavabos de los aviones como espacios de protesta y deconstrucción de la visión moderna de los pasajeros como “cuerpos dóciles”. Esa docilidad puede ser subvertida en ese único espacio en el que los pasajeros no se encuentran bajo la mirada panóptica de las azafatas y azafatos y del resto de pasajeros.
De aquel momento de descubrimiento surgió la idea de definir los baños de los aviones como heterotopias, basándome en el ensayo ‘Los espacios otros’ que Michel Foucault presentó en 1967. Las heterotopias, tal y como las describe Foucault, son espacios reales que a la vez existen fuera de lo real como ‘otros lugares’ y describe las diferentes características que debe cumplir un espacio para ser considerado una heterotopia. Por ejemplo, debe tener una determinada función social y un sistema de apertura y cierre. En su trabajo sobre los lavabos de los colegios, Jennifer C. Ingrey las definió como ‘espacios legítimos, que contienen la contradicción de ser también lugares de ilegitimidad; contienen acciones coherentes con las normas culturales mientras simultáneamente oponen resistencia contra las mismas’.
El barco fue considerado una heterotopia por Foucault, un ‘pedazo flotante de espacio, un lugar sin lugar, que vive por él mismo, que está cerrado sobre sí y que al mismo tiempo está librado al infinito del mar y que, de puerto en puerto, de orilla en orilla’. La poética de la definición de Foucault contrasta con lo profano y neoliberal de los viajes contemporáneos, marcados por una movilidad ultra-rápida y excluyente. Transportando las heterotopias a los lavabos pretendo precisamente criticar esa movilidad convirtiendo los servicios de los aviones en un espacio de auto-exploración y creatividad.
La reproducción de cuadros clásicos responde a mi fascinación por la cambiante noción del ridículo y la experiencia sanadora de la burla. Mirando un retrato realizado por Jan Adam Kruseman, no podía evitar preguntarme si, al ver el resultado, la modelo habría exclamado: ‘Oh, realmente sacaste lo mejor de mí’. Resulta interesante el cambio en lo que es una representación aceptable del ser, sobre todo desde el punto de vista actual, en el que nos autorretratamos instantánea y repetidamente hasta conseguir una representación de nosotras mismas que consideramos adecuada a la imagen social que queremos proyectar. Si queremos, podemos borrar las imágenes que no nos satisfacen o quitar el tag que nos relaciona con ellas en las redes sociales.
En “Heterotopia in the Lavatory» se reproducen las representaciones y dicha reproducción acaba convirtiéndose en algo cómico. Walter Benjamin especuló sobre la devaluación que sufre una obra de arte al ser reproducida mecánicamente. Estas fotos plantean la medida en la que la representación puede ella misma convertirse en una obra de arte. ¿No es acaso la repetición un elemento fundamental de la diversión? “Heterotopia in the Lavatory” juega con el tiempo, trayendo de vuelta a estos personajes retratados y dotándoles de un nuevo significado. Cada foto-montaje viene acompañado de un texto en el que me balanceo al límite del sentido y sinsentido, utilizando lenguaje académico para después enmarañarlo y enredarlo con términos de la vida cotidiana hasta hacer dudar al lector sobre el sentido real de texto.
Al fin y al cabo, el sentido resulta irrelevante para el objetivo de estas fotos. En mi proceso de autoexploración a través de la imitación, resuenan las palabras de Simon Leung sobre su performance Transcrypt. Según él, puede haber muchos nosotros en un baño y, por ello, pretendo convertir el baño de un avión en un nuevo espacio donde múltiples espacios pueden ser creados, donde diferentes historias pueden ser acumuladas y en conjunto pueden crear un banquete de confusión y absurdidad que contribuyen a hacer la vida mucho más llevadera.