“La duda a veces es esa imagen de la realidad que nos tapa aquello que queremos ver”

En la cafetería de La Casa Encendida, a eso de las 17:00 de la tarde suena música indie muy de fondo mientras al volver a escuchar esta entrevista en la grabadora se aprecia perfectamente el murmullo de los platos y conversaciones de tardes de diario de un julio caluroso. En esta reescucha me doy cuenta de que hemos acertado al pedirle  forme parte de nuestro equipo a partir de septiembre. 

P: Explícanos, Pablo, por qué representa “la duda” esa fotografía que hiciste para la portada del número 2.

R: Tenía claro que la imagen que quería mostrar era la imagen de una fotografía tapando la realidad. Porque la duda a veces es eso. Si es miedo es esa imagen de la realidad que nos tapa aquello que queremos ver. Entonces, me fui a hacer aquella foto. En principio mi idea era que quien sostuviera la foto fuera otra persona. Pero, configurando esa foto, ordenándola, pensé que no tenía que ser la mano de otra persona tenía que ser la mía la que estuviera dentro de esa imagen y eso era precisamente lo que podría conformar ese individualismo. Creo que la duda es tuya aunque pueda venir de otro lado.

P: ¿Dudaste (válgame la redundancia) mucho hasta llegar al resultado final?

R: Sí. Todo proceso creativo parte de una idea que al final nunca es. Siempre hay dudas: de cómo va a quedar o hasta qué punto puede transformarse en realidad esa idea tuya. Todas esas dudas son las que al final dan gasolina al proceso creativo. Lo que hace que se mueva y se transforme. Yo nunca he tenido ningún proyecto de fotografía o imagen que haya terminado siendo igual a ese resultado final.

P: ¿Cuánto tiempo tardaste en hacer esta fotografía?

R: En pensarla estuve bastante tiempo desde que me lo propusisteis (allá por marzo). No todo el tiempo evidentemente pero de un continuo porque soy de los que piensan que el primer impulso no siempre hay que llevarlo a cabo. Hay que dejarlo reposar, que entre el inconsciente ahí un poco. Pero un día me dije: esta semana la hago. Y me fui al pantano. Y una vez allí fue media hora o una hora.

P: ¿Dónde fue tomada entonces?

R: En Rivas. En un pantano que hay allí.

P: Hablemos de la fotografía en general, ¿qué representa este arte para ti?

R: Supone una manera de encontrarme conmigo mismo. Porque aunque esta fotografía no es un retrato propiamente dicho yo me dedico al retrato y siempre es un encuentro conmigo mismo aunque sea a través de otra persona. Mi autor favorito que es Alberto García Alix lo decía. Que siempre hay algo que no nos atrevemos a pedir en una foto o que no sale a la luz. Siempre me ha servido mucho para encontrarme a mí mismo. Para mí la fotografía es una búsqueda de la realidad pero realmente nunca es la realidad. Cada vez que piensas que algo es más objetivo  en una fotografía, más me doy cuenta de que realmente es muy subjetivo.

P: Has citado ahora a García Alix. ¿Qué otras influencias importantes has tenido o qué otras personas han cambiado tu manera de mirar como fotógrafo?

R: Él me cambió. Más que su fotografía en sí fue su manera de pensar. Realmente yo creo que lo que más me ha influenciado es el camino que me ha hecho llegar hasta la fotografía. Es decir, yo empecé escribiendo, luego me dediqué al teatro y al final acabé en la fotografía. Realmente cuando yo trabajo mi fotografía, dentro de todo lo técnico que es todo lo que he estudiado de fotografía, lo que más me ha influenciado es todo lo que he hecho de teatro a la hora de tratar con esas personas. Creo que eso me ha influenciado mucho más que el hecho de saber usar una cámara o una lente.

P: Esto es algo que debe ocurrir en todas las profesiones pero en la fotografía me parece quizá un poco más relevante. Todos los fotógrafos tienen una parte de técnicos y otra parte de “otra cosa”, quizá de autor. ¿Cuánto dirías que tienes tú de ambas partes?

R: Yo estuve unos años centrándome mucho en la técnica y dejando totalmente de lado lo creativo, que fue algo que me criticaban mucho. “La fotografía está vacía, es pura técnica”, me decía un profesor. Yo creo que la técnica en sí no debe ser nunca un lastre sino un bagaje. Es decir, yo creo que debo ser capaz de enfrentarme a cualquier situación fotográfica y no estar pendiente de la técnica. Cuando alcanzas ese punto, es cuando puedo empezar a ser creativo y es el punto en el que estoy. Entonces, dentro de ese porcentaje, tengo unas bases que me permiten no pensar en la técnica y cada vez intento olvidar más esa técnica.

P: Estamos en una época muy particular. Todo es imagen. Todo el mundo tiene un móvil y hace un millón de fotografías y, sin embargo, muchas de esas se tiran o se pierden. ¿Crees  que está un poco prostituida la fotografía?

R: No creo que esté prostituida. Creo que las personas en general están prostituidas. Una vez leí un artículo que me marcó mucho. Decía que la primera cámara de fotos es la memoria. Es el primer elemento que puede recoger una imagen y guardarla. Una imagen, un momento…Y creo que cada vez estamos eliminando esa primera cámara. Cada vez las personas usan menos la memoria. A mí muchas veces me dicen “oye, pues no estás todo el día haciendo fotos” y es que hay momentos que me gusta vivirlos. No me gusta fotografiarlos. No soy un fotógrafo que esté haciendo fotos todo el día. Hoy en día voy a conciertos, a exposiciones, voy por la calle y la gente está haciendo todo el rato fotos con el móvil. Fotos que no tienen ningún valor. Es decir, hacer fotos de una comida que la subes a redes o mandas por whatsapp pero nunca más la vas a volver a ver. Es más, seguramente cuando llegues a casa la veas a las dos semanas y la borres. ¿Esto que era? Mucha gente ve la vida a través dela pantalla de su teléfono móvil, que lo recoge pero esa persona no.

P: Permíteme la comparación. Nosotros insistimos mucho en que La gran belleza tenía que ser en papel porque esto es un valor. Una revista se convierte en un objeto físico. Yo tengo por ejemplo los álbumes de fotos en mi casa de cuando era niña y me acuerdo de cómo están situadas muchas de esa fotos, algo que ahora tengo la sensación de que es imposible abarcar esa cantidad de fotos perdidas por el ordenador en el mejor de los casos. ¿Cómo ves el futuro de la fotografía?

R: El problema de la tecnología es ese. Nos han generado la necesidad de hacer fotos todo el rato pero no o no conocemos las herramientas para conservarlas. Es decir, antes había un carrete de fotos que en el mismo carrete estaban tus amigas, tu familia, el viaje…y después otro carrete, seguía. Ahora, en un móvil tenemos dos años, tres años de fotos. De pronto, un día perdemos el móvil y desaparecen esas fotos, tenemos algunas en la nube pero no se han guardado todas y de pronto siempre tenemos una cámara de foto pero no siempre conservamos esas fotos que hacemos.  Y muchas veces pasa en muchos momentos muy guays como todo el mundo tiene móvil nadie hace fotos con una cámara, nadie se preocupa por imprimir esas fotos, guardarlas y terminan desapareciendo. Creo que llegará un momento sobre todo nuestra generación que va a haber gran parte de su generación que no va a tener fotos físicas. Yo voy a casa de mi madre y me pasa lo mismo que a ti, que hay álbumes de fotos de cuando era pequeño. No son 84.000 fotos pero están ahí. Son 100 fotos pero están ahí y lo verán mis hijos, mis nietos, duran hasta que se pierde. En cambio, veo hoy en día gente que le hace fotos a su hijo con el móvil y, en unos años, se perderán.

P: No somos conscientes de que hay que guardarlas…

R: Es un reflejo del impulso de “vamos a hacernos una foto” pero no hay ningún proceso de hacer la foto, ir a la tienda, que te rebelen el carrete, hacer la copia, guardarla en un álbum. Tenerla, tocarla, olerla. A mí me enseñaron en clase de fotografía la diferencia entre algo digital y algo analógico era que lo analógico te parabas a verlo. Tú estás en Facebook, instagram y estás pasando fotos de una carpeta y de pronto te dan una foto en la mano da igual la calidad y te tiras un rato viéndolo. Tiene algo que te atrapa. No sabemos qué es. Pero es algo. La puedes tocar. Algo que la tecnología digital no ocurre. Puedes verla pero no tocarla. No puedes olerla. No puedes ver cómo pasa el tiempo por ella.

P: Pablo, por último, ¿cuál es tu foto favorita tuya?      

R: Creo que son las fotos que no están hechas en ningún lado salvo en papel. Que son la que hice en el proyecto personal mío de pareja. Hay algunas ahí que son mis favoritas.