Entrevista a Alejandro Morellón
“Acabar el relato es apagar la luz de la habitación, pero las cosas que hay dentro, aunque estén a oscuras, siguen existiendo”
Alejandro Morellón crece en la isla de Mallorca, ciudad en la que aprende a leer, a caminar, y a contar hasta cien. Publicó en 2012 La noche en que caemos (Premio Fundación Monteleón) y, cinco años después, consiguió ser reconocido por la crítica a ambos lados del Atlántico con El estado natural de las cosas, un maravilloso libro de relatos con el que ganó el Premio Hispanoamericano Gabriel García Márquez. Actualmente vive en Madrid y nos dijo “sí” desde el principio para participar en este proyecto. En el número 1, escribe para La gran belleza “Parvas”, un relato que ilustró Pablo Gallo y que arranca en la página 10.
P: El personaje de Parvas, Angie, disfruta en esa fiesta que parece infinita y nos hace partícipes de esa danza. ¿Quisiste ser alguna vez uno de tus personajes?
R: Creo que, a la vez, uno es y no es cada uno de sus personajes, a los que contempla como avatares de mundos alternativos. Pero que forman parte de un mismo eje: el que escribe.
P: Hablando de otro de tus personajes, en tu último libro El estado natural de las cosas, uno de ellos vive en el techo. Como si de Italo Calvino o Bioy Casares hablásemos, ¿te has convertido en una especie de inventor?
R: Tanto Calvino y su Barón Rampante, como Bioy Casares con su Invención de Morel, intentan trasladar una realidad increíble hacia lo verosímil. Yo, como ellos, intento hacerme servir de la irrealidad para comprender mejor el mundo real que me rodea.
P: Cuando alguien acaba un libro, siente a veces desazón por tener que despedirse de sus personajes. ¿Y al terminar una obra?
R: No puede decirse que me despida de mis personajes cuando acabo un relato porque el relato es únicamente lo visible, lo palpable, la parte de la historia que se ha convertido en acto. Me gusta pensar que, aunque tengan un término, las historias persisten en un imaginario alternativo. Acabar el relato es apagar la luz de la habitación, pero las cosas que hay dentro, aunque estén a oscuras, siguen existiendo.
P: ¿Cuánto tienes de Palma de Mallorca? ¿De tu origen?
R: Creo que de Mallorca he adquirido cierto carácter hermético, a veces; divagador, otras. También algo de su carácter ambiguo: una isla es una porción de tierra rodeada de mar, pero para ser isla también necesita del mar. Así que una isla es tierra y mar al mismo tiempo. A veces yo soy estable, y otras veces me dejo llevar por las marejadas.
P: ¿Cuánto tienes de tu futuro?
R: De mi futuro conservo un recuerdo apacible: mirar para atrás y sonreír.
P: ¿Qué libro te hubiera gustado escribir?
R: Me hubiera gustado escribir La historia interminable, que es una novela que me fascinó entre mis lecturas tempranas.
P: ¿Y otro género? ¿Sueñas a veces con escribir …?
R: Me gustaría escribir poesía, pero es algo para lo que creo que hay que encontrar un estado de ánimo concreto, entre tranquilo y turbador.

P: El año pasado recibiste el Premio Hispanoamericano Gabriel García Márquez, por El estado de las cosas (Caballo de Troya), un reconocimiento muy importante a nivel mundial y que lleva aparejado la distribución de tu libro en Latinoamérica y un montante económico importante. ¿Qué ha cambiado en tu vida desde el premio?
R: El premio me ha dado calma, me ha dado tiempo.
P: ¿Y en tu literatura?
R: En la literatura me ha dado perspectiva, reflexión acerca de por qué escribo lo que escribo.
P: Cuéntanos el último libro, película, canción, cuadro, comida, copa de vino… que te hayan hecho disfrutar mucho. Algo que hayas pensado que es bello por sí mismo.
R: Lo último que me ha hecho disfrutar como un niño es un vídeo de un ciervo jugando con las olas del mar.
P: Elige un cuadro para ilustrar esta entrevista.
R: «El enigma», de Gustave Doré.
P: ¿Qué te sugiere La gran belleza?
R: La gran belleza es como lo sublime de Longino: «es como una elevación y una excelencia en el lenguaje».