LOS AUDIO-TEXTOS DE LA GRAN BELLEZA (PARTE II) “EL CASETTE”

Podría haber sido un formato de almacenaje más. Fue una apuesta de una empresa holandesa allá por los años sesenta. Una idea para sustituir al magnetófono cuyas grandes dimensiones hacía difícil o incómodo su uso a veces. Podíamos no recordar casi hoy ese estuche de plástico. Podría haber pasado de moda. Pero ocurrió algo que lo hizo popular. En los setenta, llegó la cinta “virgen”.

Este hallazgo —que costaba unas 300 pesetas en los ochenta— abrió un mundo de posibilidades. Era posible inmortalizar a tus héroes desde la cinta de un amigo, incluso castigaríamos a estos mismos héroes grabando a un nuevo grupo encima de los primeros un tiempo después, se convertiría en costumbre el grabar directamente de la radio canciones haciendo para los locutores de programas musicales su edad de oro o, incluso, grabarte a ti o a tus amigos tus primeras versiones o llanas conversaciones con algo de eco.  Tal era la necesidad que teníamos de registrar la voz que pronto aparecieron las minigrabadoras para que pudiéramos llevarlas a cualquier parte y grabar:  clases,  entrevistas, o notas de voz sobre tartas de cereza.

En los noventa la tecnología digital empezó a desterrar estas emociones por nuevamente formatos más prácticos con sonidos más perfectos. El walkman empezó a quedar aburrido en los cajones y tiendas de segunda mano. Ya no se rebobinaría más con un boli. Ya no habría maquetas aún no emitidas que solo te pasaban a ti. Hoy hemos querido hacer un pequeño homenaje a este formato que significó tanto para nosotros.
El texto que van a escuchar se llama “Minisario” y su autor es Josué Hernández (Las Palmas de Gran Canaria, 1977), profesor y escritor durante distintas temporadas en Italia, Francia, Argelia y Filipinas. En este experimento también participa Amor Aguaded, artista contemporánea y en esta ocasión ilustradora, y Fran Gregoris, el mágico narrador que nos guía en esta historia. Gracias a todos.